Ruth Díez Dorado

Voluntaria de Médicos del Mundo desde el año 2005, en proyectos de cooperación internacional en terreno (Indonesia 2005, Haití 2010, Burkina Faso 2015.). Además, y como coordinadora médica en terreno, también participé en proyectos de cooperación internacional en los campamentos de refugiados saharauis en 2008, en Guinea Bissau en 2009 y en Haití en 2010.

Vocal de cooperación de la Junta Autonómica de Baleares desde el 2011 hasta el 2015 y vocal de Programas Estatales y Autonómicos, secretaría y vicepresidencia entre 2014 y 2015 en el mismo órgano. Miembro del Comité de Operaciones Internacionales de la organización como representante de sedes autonómicas entre el 2013 y el 2015.

Voluntaria del grupo Sahel en sus orígenes y colaboradora en la redacción de la estrategia nutricional de la organización en 2015.

Estimados socios y estimadas socias de Médicos del Mundo:

Reviso ahora mi trayectoria en nuestra organización a la hora de escribir esta candidatura y me doy cuenta de lo mucho que cambió el rumbo de mi vida, no solo en lo profesional, sino también en lo personal. Como voluntaria y profesional en terreno, tuve la suerte de encontrarme en el camino a gente increíble. Por supuesto hablo de todas las personas titulares de derechos para las que trabajábamos, pero también a los compañeros y compañeras de Médicos del Mundo con los que tuve el placer de compartir aquellas experiencias y que me enseñaron con su esfuerzo y dedicación, a reconstruir esa pequeña parcela de mundo desestructurado que compartíamos y procurar convertirla en otra mucho más justa y hermosa (o al menos así lo creía yo por aquel entonces, que para eso era joven…). Y es que, para mí, ese es el gran valor de Médicos del Mundo, y lo que me llevo y recuerdo de todos esos años: las personas voluntarias que forman parte de la organización. Gracias a todas ellas por unos años inolvidables. Fue también en esta etapa cuando incorporé en mi diccionario mental términos como humanitarismo, derecho a la salud, vulnerabilidad y denuncia, términos que desde entonces se quedaron ahí, impregnados en mi ADN.

Años después, y ya desde el asociativo en Baleares, pude también integrarme en las estructuras políticas de la organización. Fue esta una misión mucho más ardua y menos romántica (ya no era tan joven), en la que entendí cómo funcionaba desde dentro nuestra asociación: asamblea, comités, planes estratégicos, red internacional, activismo, movimientos sociales… (Integrados, aunque actualmente un poco oxidados).

Tras un tiempo lejos de la organización por conciliación familiar, encuentro que ahora es el momento de volver a formar parte (re)activa de la misma. Creo firmemente que mi experiencia en cooperación y mi trayectoria en la organización pueden aportar un valor añadido a la misma. Siento además que, de cara al futuro, aún me quedan otro montón de términos que trabajar e incorporar en mi diccionario personal: sostenibilidad, resiliencia, participación, y, sobre todo, recuperar aquel que nos hace grandes, especiales y diferentes: ASOCIACIONISMO (según la RAE: “Tendencia a formar asociaciones para defender intereses comunes”).