y un poco más…

Como ya comenté en mi presentación el año pasado para el proceso de renovación de la Comisión Permanente de 2019, formo parte de Médicos del Mundo desde 1998 en actividades de emergencias quirúrgicas. Residente en Sevilla, comencé a colaborar con la sede autonómica sin dejar mi actividad en emergencias. Al tiempo llegué a la junta autonómica, de ahí a Pleno de la junta directiva y fui también miembro de la Comisión Permanente, hasta aproximadamente el año 2010 en el que dejé mi actividad en la Organización, aunque siguiendo como socio hasta ese proceso de 2019, tras el cual asumí la vocalía de gobernanza.  

Mi vuelta se debió a que las necesidades para las que esta organización se fundó hace justo ahora 30 años no disminuyen, sino que aumentan cualitativa y cuantitativamente. Algo que este 2020 no ha hecho sino potenciar como estamos tristemente viviendo directamente. No es hora de la pasividad puesto que la miseria material en que viven miles de personas tanto en su obligado viajar involuntario como en sus lugares de origen va en paralelo con la miseria ética del indiferente. ¿Dónde están resueltos los derechos humanos de millones de personas? Por eso estoy convencido de que dentro del funcionamiento de organizaciones como la nuestra podemos aspirar a mejorar, o denunciar para mejorar, las condiciones de infancia, género, prostitución, enfermedad, emergencias…  

Y con este empeño asumí la vocalía de gobernanza y he estado impulsando dentro de mis posibilidades una profunda revisión del modelo de gobernanza actual de Médicos del Mundo. Además de ser un objetivo del actual plan estratégico, considero que la revisión del actual modelo, que ya ha cubierto su recorrido, es una perentoria necesidad que debe convertirse en oportunidad, maximizando el potencial de los países, de las sedes autonómicas, de las personas titulares de derechos. De todas y de cada una de las personas que hacemos Médicos del Mundo, en definitiva. Eliminando roces y frentismos, agilizando nuestra respuesta, adaptándonos a los retos ingentes sociales y sanitarios que ya están aquí e incorporando nuevos y potentes enfoques en los ámbitos de participación y cambio social, medioambiente, igualdad… En definitiva, sumar el impulso de todos y todas a un proyecto común que tiene más que nunca vigente su propósito ético.